domingo, 16 de julio de 2017

Redestruccíon


Un tren entró en el andén de tinta con un leve traqueteo sobre las viejas vías de madera que ni siquiera crujieron quejosas, a pesar de su avanzada edad, por miedo a alterar el sueño de la chica que dormitaba sobre el único banco de toda la estación.


Al despertar se sintió abrazada por un viento procedente de estaciones lejanas,
que trajo consigo un aroma cálido que le hizo querer llamarlo hogar.
El olor procedía de un tren que no había oído llegar,
de aspecto destartalado pero que desprendía un aura de nostalgia,
por alguna razón quería permanecer para siempre perdida entre sus vagones.

En su euforia dejo pasar otros trenes,
trenes de poesía, pasión y letras
aventuras en París
y amaneceres en Londres.

Tal y como había llegado el tren desapareció,
dejando dormida una chica en un banco,
llevándose consigo ese aroma familiar.

El cielo pareció compadecerse de su tristeza
dejando caer sus estrellas,
copos de nieve a medio helar
que formaron en el pelo de la chica
constelaciones con nombre de él

Y allí sigue la chica del andén,
esperando la hora punta en un reloj de cuerda cuya llave perdió.

Una vez más el andén de tinta pareció derrumbarse
ante la pasada de un tren demasiado veloz
que hizo temblar todos sus cimientos.
Una vez más la chica del andén
tuvo que saltar de un tren en marcha que le magulló el corazón.

Terminó la redestrucción.

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