viernes, 22 de abril de 2016

Susurros de poniente

Ella era un tornado que arrasaba no dejando indiferente
a las personas que conocía en su camino.
Él era un apasionado de los desastres naturales
que dejan huellas en el alma.

Ella era su metáfora.Él su alegoría.
Eran esa historia sin principio ni final. 
Esa rosa sin espinas pero con escamas
envejecidas y rotas por el tiempo.
El Sol sin luz que atrae las estrellas.

Lo eran todo el uno del otro
y a la vez no eran nada,
solo susurros del corazón 
perdidos en el viento de poniente.

                                                                 Luz(LRG).


domingo, 10 de abril de 2016

Andén de tinta

Estoy esperando el próximo tren en este Andén de Tinta con columnas de párrafos y raíles de versos.

Ha llegado un tren. Dicen que lleva a Nunca Jamás, dónde no se pierde la ilusión y la creatividad es eterna.
Alguna razón ha hecho que no me decidiera a subir. Puede que no me guste lo eterno. 
Precisamente por ser eterno puedo asegurar que caerá en el olvido. Nadie le presta atención a aquello que no tiene miedo de perder.

He dejado pasar otro tren. No puedo recordar cuál era su destino,¿ Howarts quizá?

El siguiente ha captado mi atención pero en algún lugar de mi alma algo me ha susurrado que ese tampoco era el mío. Una pena, me hubiera gustado conocer Fantasía.


Y así pasaron las horas, y con ellas más trenes, y en cada uno de ellos se alejaba una idea muerta más, todas las que se perdían en el camino de la vigilia a la consciencia.

Continúo esperando mi propio tren, ese que he creado yo pero que no sé todavía que existe. 

Un hilo rojo se ha dejado ver en mi dedo entre destello y destello. Mi destino está por alcanzarme, y no es una persona lo que va a aparecer en las puertas de mi universo.

                                                                                                                        Luz(LRG).




miércoles, 6 de abril de 2016

Bailando entre estrellas fugaces

Los avatares del destino quisieron que ella se decidiera a desempolvar su corazón.
Quitó las telarañas de sus ventrículos, dejó las cenizas correr a través de cada uno de sus vasos linfáticos y acicaló hasta la mas pequeña arteria.

La fiesta estaba a punto de comenzar.
Primero ese lento vals de los nuevos sentimientos, seguido del suave ballet de las ilusiones, la dulce salsa de los sueños y por último el indescriptible foxtrot de la pasión.

El cóctel mágico la llevaría al Cinturón de Orión, donde los camareros son estrellas fugaces que entre plato y plato danzan al son de canciones interpretadas por las más bellas musas griegas. 

Nadie hasta ese momento le había proporcionado una definición tan completa y maravillosamente diferente de esa indómita sensación que anegaba su ser.

                                                                                                                                                                                                                                                                Luz(LRG).